sábado, 1 de octubre de 2011

CAPERUCITA FERAZ


«Si no sales al bosque, jamás ocurrirá nada y tu vida jamás empezará.»

C. Pinkola Estés 

Como señala Antonio Rodríguez Almodóvar, “más de tres siglos después de su primera publicación, Caperucita Roja continúa siendo el cuento más enigmático de todos los cuentos”. Y quizás por esto ha resultado ser una de las historias más queridas (su protagonista fue el primer amor de Charles Dickens) y presentes en nuestro imaginario colectivo: Zipes (1983) defenderá la permanencia en Occidente de un “síndrome de Caperucita Roja”, ligado a una sexualidad pervertida que instrumentaliza el cuerpo. Es también de los más fecundos, si atendemos a  la ingente marea de versiones e interpretaciones que ha seguido generando hasta nuestros días. Y en cualquier caso, hay que dar la razón a Rodari cuando afirma que “bastan cinco palabras –niña, bosque, flores, lobo, abuela para que cualquier persona de nuestra sociedad evoque y responda: Caperucita Roja”.
Charles Perrault lo recopiló en su conocido Cuentos de mamá Oca (1697), pero es evidente la existencia de una tradición oral previa, rastreada exhaustivamente por diversos autores a partir de testimonios orales, sobre todo en las versiones francesas e italianas. Frente a otros cuentos folclóricos tradicionales, Caperucita era más bien una historia de miedo (lo que los alemanes llaman Schreckmärchen), destinada a prevenir a las niñas de encuentros con desconocidos, y cuyo ámbito territorial inicial parece centrarse en la región del Loira, la mitad norte de los Alpes y el Tirol.  En la versión tradicional de El cuento de la abuela analizada por  Delarue (1956), una mujer encarga a su hija que lleve a su abuela una cesta con pan y leche. En una encrucijada del bosque la niña se encuentra con un hombre-lobo al que pregunta por el camino correcto. Este le da a elegir entre el camino de las agujas y el de los alfileres y ella elige este último, entreteniéndose durante el paseo en ir recogiéndolos. Mientras tanto, el  hombre-lobo llega a la casa de la abuela, la mata y reserva en la despensa algo de su carne y una botella con su sangre. A invitación del monstruo, la niña prueba estas viandas hasta que un gato le  advierte que se trata de los restos de su abuela. El hombre-lobo propone entonces a la niña desnudarse y meterse con él en la cama. Mientras se despoja de sus ropas, la protagonista le va preguntando dónde deja cada prenda pero el hombre-lobo le ordena ir tirándolas al fuego porque no va a necesitarlas más. La niña va haciéndole toda una serie de preguntas, admirada por su pelo, sus garras, sus orejas… y el hombre-lobo va declarándole la utilidad de las diferentes partes de su cuerpo, en un diálogo que sigue el esquema repetido por la mayoría de las adaptaciones. Cuando le pregunta por su boca, el hombre-lobo responde que para comerla mejor. La niña entonces  pide permiso para salir a aliviar sus necesidades, a lo que hombre-lobo replica que las haga en la cama. Finalmente, le permite salir con un pie atado con una cuerda, situación que la niña aprovecha para atar la cuerda a un árbol y escapar, refugiándose en su casa.
 

Le petit chaperon rouge de  Perrault elimina los elementos más explícitamente sexuales y escatológicos así como el episodio de canibalismo, aunque como indica Ródríguez Almodóvar, la pervivencia de este “canibalismo ritual” sigue siendo rastreable es numerosos cuentos populares, como en el  hispánico Mariquilla, jura, jura. Perrault  añade un final desgraciado –la niña, como su abuela, es devorada por el lobo-  al mismo tiempo que caracteriza a la protagonista como una joven hermosa y en parte responsable de su destino. El cuento termina con una moraleja en verso en la que  se advierte a las jovencitas sobre el peligro de los “lobos zalameros”.  Autores como Zipes, Delarue y Orestein dan por hecho que la caperuza roja fue un invento de Perrault, prenda que es interpretada por el primero como un símbolo del pecado, la sensualidad y el demonio. Sin embargo, en una obra  de carácter  didáctico y catequizante del s.XI, Fecunda ratis, Egberto de Lieja recopila un pequeño texto de raigambre popular que mantiene una gran cantidad de semejanzas con el cuento que analizamos. En esta historia la niña sale indemne del rapto del lobo, presuntamente por la presencia de su caperuza rojaregalo de su padrino que parece simbolizar la protección divina otorgada tras el bautismo. Aquí también la niña comete una imprudencia  al adentrarse en el bosque, que es lugar peligroso, pero el cuento acaba bien.
También habrá final feliz en la versión más popularizada, la publicada en el s.XIX por los hermanos Grimm, que suavizaron la de Perrault utilizando elementos del cuento Los siete cabritillos: un cazador salva a Caperucita y a su abuela abriendo el vientre del lobo y llenándolo con piedras, de modo que cuando el lobo intenta huir, el peso lo mata. La moraleja externa es sustituida por la interna y así, en una edición posterior, se introduce el encuentro con un segundo lobo, en el que se confirma que la niña ha aprendido bien la lección. Zipes advierte que este relato dista de ser la transcripción de una versión oral alemana, y que la fuente utilizada por los filológos era Marie Hassenpflug, una joven culta de orígenes franceses. También es muy probable que los hermanos Grimm conocieran la versión dramática de la historia publicada en 1800 por su compatriota Ludwig Tieck, en la que aparece el cazador pero que en este caso, al disparar demasiado tarde, no consigue salvar a la joven. En definitiva, los Grimm adaptan el cuento al contexto cultural de la época asumiendo una función más acorde con el nuevo clima pedagógico. Como señala Pisanty, "se trata de un modelo de educación autodirigida, orientado a consolidar los valores dominantes (autoridad de los padres, renuncia al principio del placer, interiorización de las obligaciones) y a promover el conformismo."
El éxito y enorme difusión de la historia hacen que esta cuente con múltiples interpretaciones, desde las folcloristas que la entroncan con mitos cosmológicos arios y que identifican a  Caperucita con la aurora devorada por el sol o por la oscuridad (Husson, 1874), a las antropológicas (Propp) que rastrean restos de totemismo y rituales de iniciación. Entre las psicológicas, son muy conocidas la de Erich Fromm (1951) en clave de lenguaje simbólico del inconsciente colectivo o la más freudiana de Bruno Bettelheim (1975), que subraya el conflicto entre el principio de placer, la satisfacción de las necesidades edípicas y el triunfo final del ego al someter al ello. Muchas son las críticas realizadas a las interpretaciones psicoanalíticas de los cuentos tradicionales, entre ellas las provenientes de la perspectiva socio-histórica. Así, Soriano (1968) remarca que la historia de Caperucita responde al hambre y las duras condiciones de vida campesina, el miedo ancestral  a los lobos y la complacencia popular ante el triunfo de los débiles. Por su parte, la crítica feminista ve en el cuento una clara justificación de la ley y el orden masculinos y su refutación dará lugar a versiones con una Caperucita contestataria y muy segura de sí misma, como la del cuento Si esto es la vida, yo soy caperucita roja, de Luisa Valenzuela.    



Las innumerables versiones de Caperucita Roja producidas a partir de la segunda mitad del siglo pasado, reflejan la importancia de los cambios educativos y las nuevas tendencias literarias que caracterizan la literatura infantil actual. La distancia humorística y la inversión de roles propician heroínas como la del cuento de Antoniorrobles (1967), en la que el lobo pasa un año en la cárcel sometido a dieta vegetariana y se hace amigo de Caperucita, que declara a su favor en el juicio. O la perversa versión en verso de Roald Dahl en el que el lobo muere a manos de la niña, que le descerraja un tiro para hacerse un abrigo con su piel. Hay una Caperucita roja eléctrica (Janosch, 1972), un Caperucito Azul  (Rodríguez Castelo, 1975), una Caperucita criolla (Nazoa, 1985) y un Lobito Caperucito (Anholt, 1998). En la Caperucita de Sarah Moon (1984), ilustrada con fotografías, la presencia explícita del lobo es sustituida por un cadillac que ronda a la joven, mientras que el striptease de esta y la manera en que quedan dispuestas las sábanas al final del cuento confirman un ambiente marcadamente erótico. Con Te pillé, Caperucita, Carles Cano obtuvo el premio Lazarillo en 1994, un cuento concebido como obra de teatro que es además un claro ejemplo de intertextualidad. Hay historias de Caperucita contadas por el Lobo y versiones políticamente correctas como la irónica de James Finn Garner (1995) que reemplaza al leñador por un “operario de la industria maderera”, víctima de las figuras avasalladoras de Caperucita y su abuela. Caperucita aparece en los versos de la premio Nobel Gabriela Mistral, inspira la protagonista de la novela de Carmen Martín Gaite Caperucita en Manhattan, y se vuelve feroz en la conocida canción que para Javier Gurruchaga y la Orquesta Mondragón escribió Luis Alberto de Cuenca. Las ilustraciones que han acompañado al cuento son igualmente incontables y abarcan desde las clásicas de Doré a las brillantemente conceptuales de Kveta Pacovska. Los nuevos soportes han posibilitado que el cuento saltara a las historietas del manga, como la conocida Tokyo Akazukin, en la que la protagonista tiene el único deseo de ser devorada por una criatura llamada Señor Lobo, o los videojuegos Darkstalkers en los que la heroína es una pequeña destroyer despiadada que aparenta ser una niña inocente disfrazada con su caperuza roja. El cine también cuenta con numerosas adaptaciones, que incluyen  la versión erótica de Tex Avery (1943), la evocadora cinta de Neil Jordan En Compañía de lobos (1984), o la recientemente estrenada  Red Riding Hood de Catherine Hardwicke.
¿Triunfo del débil, violencia sexual, miedos ancestrales? Parece claro que algo más que un aviso aleccionador para jóvenes inexpertas debe alentar en los repliegues de esta vieja historia que durante siglos ha seguido ejerciendo su fascinación para que no dejemos de contarla. 

domingo, 22 de mayo de 2011

SOBRE HÉROES Y DRAGONES

La historia del héroe que debe luchar contra el temible dragón y rescatar a la princesa es muy común en los cuentos populares. Aarne-Thompson clasifican el tipo básico con el número 300 y le asignan el título genérico de “El matador de la serpiente”. Espinosa analiza quince versiones hispánicas que caen dentro de este tema, claramente identificable en la comedia mágica de Lope de Vega El ganso de oro. Puede que Lope lo tomara de la tradición oral, dado que el cuento es uno de los más extendidos en la cultura europea. Pero puede que lo conociera igualmente a través de la historia de Tristán, de la novela corta La piacevoli notti de Straparola o de leyendas muy populares en su época como la que atribuía a Guzmán el Bueno la victoria sobre una sierpe de siete cabezas.
El tópico de la lucha con el dragón o serpiente que retiene a la doncella, devasta el reino o custodia algún tesoro, se repite entre los mitos y leyendas de multitud de culturas. En la cosmogonía babilónica Enûma Elish se cita a la diosa Tiamat como un dragón oceánico que comandaba las hordas del mal y al que era necesario aniquilar para crear un nuevo orden cósmico. En la cultura acadia aparece la serpiente que roba a Gilgamesh la planta de la inmortalidad. En el Ramayana indio se nos habla de las hazañas del héroe Ravana, entre las que destaca su guerra contra las serpientes. En el mito egipcio de Setna y el Libro Mágico, el héroe debe luchar con una serpiente inmortal que custodia el libro del dios Thot. Para los hititas, el dios de la Tempestad se encarga de matar a la serpiente en una aventura que recuerda en muchos de sus elementos a la de Orfeo, como en la prohibición de mirar hacia atrás en el mundo infernal. El israelita Daniel (Daniel 14, 23-31) se enfrenta a un dragón al que consigue matar haciéndole tragar una bola de pez, grasa y pelos hervidos. Como castigo, los babilonios lo arrojarán al foso de los leones.  
En nuestra tradición clásica, Apolodoro y Ovidio nos cuentan la historia de Perseo: el héroe que tras cortar la cabeza de Medusa -la Gorgona con serpientes por cabellos- libera a la princesa etíope Andrómeda, encadenada y expuesta a un monstruo marino. También en la mitología griega hay que reseñar el undécimo trabajo de Hércules (Apolodoro, lib. II) en el que el héroe debía hacerse con las manzanas de oro de las Hespérides, que eran vigiladas por un dragón inmortal de cien cabezas. La mitología germana incluye al dragón (Nidhug o Níðhöggr) entre las fuerzas del inframundo. El poema épico anglosajón Beowulf  narra las proezas del héroe de este nombre que pierde la vida en su lucha con un dragón, no sin antes despojarle de un enorme tesoro que entrega a su pueblo. En el Cantar de los Nibelungos, Sigfrido mata al dragón Fafnir, y al ungirse con su sangre, se hace inmune a todo mal.
Pero no en todas sus representaciones aparece el dragón como un ser negativo. Para los celtas, el dragón era una divinidad de los bosques cuya fuerza podía ser controlada y utilizada por los magos. En muchas culturas orientales los dragones eran, y en algunos cultos son todavía, reverenciados como representantes de las fuerzas primitivas de la naturaleza y el cosmos. En las leyendas chinas hay dragones que vigilan los cielos, que traen la lluvia y controlan los ríos y arroyos. En Japón, donde se los tiene por seres sabios y benéficos, los dragones han sido durante siglos el emblema oficial de la familia imperial. Y en la Mesoamérica precolombina existe una gran tradición de veneración a la serpiente como animal sagrado, a menudo acompañante de los dioses. Es el caso del dios tutelar de los tenochcas, Huitzilopochtli, que utiliza como arma un dragón de fuego. 



El cristianismo hereda la idea hebraica del dragón, desde la serpiente del Génesis a las visiones de Juan (Apocalipsis, 12), tan presentes en el imaginario medieval. Recordemos, por ejemplo, la glosa del Beato de Liébana, en cuyas ilustraciones es posible contemplar a la Bestia de siete cabezas finalmente vencida por las fuerzas del bien. En el arte cristiano del Medievo, el dragón o la serpiente simbolizan el pecado y aparecen así bajo los pies de santos, mártires y de la Virgen María para representar el triunfo de la fe y de los reinos cristianos sobre el diablo y el infiel. La leyenda de San Jorge y el dragón muestra claramente este significado. Jorge de Capadocia fue canonizado en el 494 por el papa Gelasio I y su veneración como mártir comenzó tempranamente. Pero es en el siglo IX cuando comienza a difundirse, como parte de La leyenda dorada, la imagen de San Jorge a caballo como vencedor del dragón, para el que se ha querido ver un precedente en el dios Sabacio, padre celestial de los frigios.


La serpiente, pues, como encarnación del mal, ha sido una constante en el cristianismo. El P. Buenaventura, en sus Historias y Parábolas Moralizantes, utiliza el simbolismo de la lucha contra el dragón para ilustrar los irresistibles poderes del pecado. Y en el Barlaam y Josafat, una obra de enorme difusión en la Edad Media, se adoctrina contra un terrible dragón flamígero “ ávido por engullir a cuantos han preferido los placeres del presente a los bienes del futuro".
Esta visión del monstruo terrorífico la encontramos en numerosos romances, desde el anónimo recopilado por Duran con el nombre de La Arpía Americana, al romance de principios del siglo XIX titulado Monstruo de Jerusalem, en el que se justifica la existencia del espantoso ser como castigo a "los continuos desacatos de los Turcos”. Y en muchas leyendas referidas modernamente se sigue hablando de jóvenes o princesas raptadas por monstruos, y de las luchas de los héroes para rescatarlas. Así, por ejemplo, Leandro Carré Alvarellos, en Las Leyendas Tradicionales Gallegas, incluye las llamadas "La Coca de Redondela"  y " La cueva del rey Cintoulo", que versan sobre estos tópicos. 
En el imaginario colectivo más próximo a nuestros días, la figura del dragón y sus luchas o alianzas con los héroes ficcionales sigue siendo recurrente en la literatura (pensemos en el legendarium de J. R.R.Tolkiem o  en La Historia Interminable de Michael Ende); en el cine (Dragon ball, El señor de los anillos, Cómo entrenar a tu dragón, etc); o incluso como elemento indispensable de numerosos juegos de rol.

sábado, 7 de mayo de 2011

ELOGIO DE LA VIDA REPOSADA

La conocida fábula El ratón de la corte y el del campo hunde sus raíces en la tradición grecolatina (Esopo y Sátira II de Horacio). Lo encontramos en la Epístola a don Francisco de Eraso, de Bartolomé Leonardo de Argensola, y en las recopilaciones de La Fontaine y Samaniego. En estas versiones falta la presencia del gato, y el festín de los ratones es perturbado por el ruido de una puerta, el ladrar de los perros o la llegada de la despensera. Este es también el caso del conocido "Enxiemplo del mur de Monferrado et del mur de Guadaxara", en  El Libro del Buen Amor, mientras que en el Fabulario de Sebastián Mey se incluye ya la espantosa aparición de un “gatazo rojo”. En la fábula que presenta Francisco Santos en Periquillo el de las gallineras, el gato del molinero consigue vapulear al pobre ratón campesino, que escapará comentando “Más quiero comer cardos y abrojos que caperuzas sobre los ojos”. Esta moraleja la encontramos en una formulación casi idéntica, comentada por Correas en su Vocabulario de refranes. Como señala Màxime Chevalier, podemos afirmar que nos encontramos ante un cuento folclórico de animales con abundantes derivaciones a partir de un relato tradicional, cuya conclusión se habría hecho proverbial en el Siglo de Oro.



En la tradición oral española se rastrea su presencia en unos “apólogos” recopilados por Fernán Caballero y en un cuento tradicional recogido en Valladolid por Joaquín Díaz.
Donde más claramente aparece el cuento es en la tradición mejicana. Así, tres versiones del relato son compiladas por Juan B. Rael en Cuentos españoles de Colorado y Nuevo Méjico, que concluyen con la asonancia “abrojos/ojos”, que ya tomara prestada de la tradición oral Francisco Santos en la España del siglo XVII.

LA BELLA Y LA BESTIA, UNA HISTORIA DE SIEMPRE

El mito de La Bella y La Bestia, popularizado en numerosas producciones de la actual cultura de masas, nos refiere a una corriente ancestral de amplísima tradición. La encontramos en el primitivo caudal noroccidental de la India: en el Rig Veda, el Somadeva y el Satapatha Brahmana, que cuentan la fábula de la ninfa Urvasi y su enamorado Pururavas. Son muy abundantes sus derivaciones populares en las culturas eslavas, germánicas y mediterráneas. En la tradición grecolatina, tiene su correspondiente versión mitológica en la leyenda de Eros y Psique, representada en la bella formulación de Ovidio; y también Apuleyo la incluye en su novela  El asno de oro (s. II d. C.)  
En el ámbito occidental encontramos versiones escritas en la recopilación de cuentos de  Giovanni Francesco Straparola, Le piacevoli notti (1550), en la de Perrault, Contes de ma mere l’oye (1697), en el Pentamerone (1634) de Giambattista Basile, o en los Contes des Fées (“Le mouton” –el cordero-) de Madame d’Aulnoy.
La versión para cuentos de salón publicada en 1740 por Gabrille-Suzanne Barbot de Villeneuve en La jeune américaine et les contes marins, presenta un desarrollo  muy cercano al más conocido en nuestros días. De aquí la retomará la aristócrata Jeanne-Marie Leprince de Beaumont, publicándola en 1756 como parte de la colección Magasin des enfants, ou dialogues entre une sage gouvernante et plusieurs de ses élèves. Pensada como actividad pedagógica, se trata de una versión muy abreviada, de la que han sido eliminados los detalles más escabrosos o subversivos. Gozó, sin embargo, de una gran popularidad, lo que hizo que al año siguiente de su aparición fuera traducida al inglés.

En nuestro ámbito hispánico, Aurelio Espinosa inventarió ochenta y tres versiones del cuento. Con su nombre más conocido, El príncipe encantado, Antonio Rodríguez Almodóvar lo recoge de la tradición popular andaluza y lo incluye en su recopilación Cuentos al amor de la lumbre (1984), realizando sobre el mismo un guión que se  llevó a la  televisión en 1996. La versión hispánica del cuento refiere a un campesino pobre con tres hijas muy bellas, un príncipe encantado con piel de lagarto, y una serie de pruebas y objetos mágicos con que la hija menor consigue finalmente ser reconocida por el príncipe y casarse con él.
Las interpretaciones que ha recibido la historia son múltiples. En el ámbito junguiano, se encuentra un significado profundo relacionado con la necesidad de conectar con el psiquismo inferior, la animalidad o el hombre natural que duerme reprimido en nuestro interior por los imperativos sociales. La antropología cultural relaciona los viajes siderales de la heroína con ritos iniciáticos, o el uso de los zapatos de hierro que se desgastan, con la visita al reino de la muerte y la superación de la misma. Pervive –por otra parte- en las diferentes tradiciones un mensaje positivo relacionado con el poder liberador del amor.
De la vigencia de su mensaje dan cuenta las numerosas ediciones y reescrituras. En el siglo XIX cabe citar el poema de Charles Lamb, publicado en 1811, o la  ópera en dos actos de J.R Planchée (1841). El cine ha encontrado también una inagotable fuente de inspiración en esta historia, como lo atestiguan la  exquisita versión realizada por Jean Cocteau en 1946, la adaptación que en 1952 filmó en la Unión Soviética Atamanov con la técnica del rotoscopio, la edulcorada de Disney o las muchas versiones que hacen de la bestia un gigantesco gorila, el  mítico King Kong.
A todo ello habría que añadir las adaptaciones televisivas, musicales y teatrales o su inclusión en el mundo de los vídeo-juegos.

miércoles, 4 de mayo de 2011

LA VOZ QUE ARRULLA

La nana, como modalidad de lírica popular del cancionero infantil, pervive en la tradición de los países de habla hispana, con ese nombre, o el de canción de cuna, y otras denominaciones más frecuentes en Hispanoamérica como  arrullos, cantos de arrorró o rurrupatas.
Es evidente que este tipo de canciones se interpretaron y se interpretan entre hablantes de otras lenguas. Así, ya en el siglo XIX, Francisco Rodríguez Marín comprobó las semejanzas que existían entre nanas españolas, italianas, portuguesas y francesas, afirmando su pertenencia a una tradición común románica.
Además, el género popular se ha ido enriqueciendo con nanas de nueva creación, compuestas por autores españoles de prestigio: Federico G. Lorca, Gerardo Diego, Vicente Aleixandre, Miguel Hernández, Rafael Alberti, Gloria Fuertes, Carmen Conde, entre otros; o hispanoamericanos: Nicolás Guillén, Gabriela Mistral o Pablo Neruda.
La sencillez comunicativa de la nana no es impedimento para que aparezcan elementos que la enriquecen literariamente. De este modo, la vemos poblarse de multitud de personajes: bien de tradición religiosa (“La Virgen”, “El Ángel de la guarda”, “Santa Ana”, “San Juan”), bien animales, elementos de la naturaleza u otros (“mora”, “gitana”, “pastora”).
La frecuente presencia de la madre o cuidadora, la mención de la ausencia del padre, las referencias a diversos quehaceres hogareños  y el constante recuerdo del amor parental, confieren a las nanas un especial tono afectivo, muy familiar, que las identifica y que aparece potenciado por la presencia de abundantes diminutivos y estribillos, que con su ritmo reiterativo logran crear esa sensación de arrullo para dormir al niño.


Pero este tono afectivo y tierno no es el único en la tradición de la nana. Es también muy frecuente el tono imperativo con que se induce al niño a conciliar el sueño lo antes posible. En ocasiones  el adulto tranquiliza al pequeño con respecto a sus temores (la llegada de la noche, por ejemplo).Y en otros casos se explicita una amenaza a través del personaje del Cuco o Coco,  voz que ya recoge Covarrubias en 1611.  
Una de las primeras apariciones del coco, asociada a la canción de cuna, la encontramos en el Cancionero de Antón de Montoro, de 1445. Aparece también en siglo XVII, en un texto teatral de Juan de Cajés, titulado Auto de los desposorios de la Virgen; y es citado por Lope de Vega, Quevedo, Calderón de la Barca y el mismo Cervantes en el Epitafio de Sansón Carrasco a la sepultura de Don Quijote. En Hispanoamérica encontramos referencias a este personaje desde Sor Juana Inés de la Cruz.
Además del coco, el bu, el duende, el tío Camuñas, el Sacamantecas o el cancón, son otros personajes imaginarios con los que se asusta a los niños; junto a ellos, en la nana española también se amenaza con seres reales; García Lorca señala: “En el sur, el toro y la reina mora son las amenazas. En Castilla, la loba y la gitana". En Hispanoamérica se asusta también al niño que no duerme con el brujo, la loba, la cierva, el coyote, la noche o incluso las lombrices. 


* Consultar en Recursos el artículo sobre el tema de Pedro C. Cerrillo

LA GUIRNALDA DE ROSAS

Una de las composiciones más hermosas e interesantes del romancero judeo-español es La guirnalda de rosas, documentada en nuestro ámbito hispánico en un pliego suelto que circuló en el s.XVI, y reflejo -sin duda- de una gran variedad de versiones que se acuñaron en la tradición oral:  


–Esa guirnalda de rosas,   hija, ¿quién te la endonara? 
–Donómela un caballero   que por mi puerta pasara; 
tomárame por la mano,   a su casa me llevara, 
en un portalico escuro   conmigo se deleitara. 
Echóme en cama de rosas   en la cual nunca fui echada, 
hízome, no sé qué hizo,   que d’él vengo enamorada; 
traigo, madre, la camisa   de sangre toda manchada. 
–¡Oh sobresalto rabioso!,   ¡que mi ánima es turbada! 
Si dices verdad, mi hija,   tu honra no vale nada, 
que la gente es maldiciente,   luego serás deshonrada
–Calledes, madre, calledes,   calléis, madre muy amada, 
que más vale un buen amigo   que no ser mal maridada. 
Dame el buen amigo, madre,   buen mantillo y buena saya, 
la que cobra mal marido   vive malaventurada. 
–Hija, pues queréis así,   tú contenta, yo pagada 
(Wolf y Hoffmann, 1856, II,  núm. 144, 63-64)

Un paralelo sefardí de este romance, La matica de ruda,  se incluyó en el Manuscrito Hazán, compilación de poesías anotadas en Rodas entre el siglo XVIII y los inicios del XX. Pese al cambio de asonancia en las versiones sefardíes, el parentesco de ambas ramas es incuestionable, como lo atestigua la coincidencia de las voces de madre e hija, del argumento, la estructura y hasta de la liberal vindicación del goce sexual.
Encontramos numerosas versiones en el cancionero tradicional castellano, gallego y luso, e incluso en la tradición armenia. En nuestro Romanticismo, el poeta Augusto Ferrán (1835-1880) tradujo unos versos que identificó como “Epitafio a una joven” del poeta finlandés Runenberg, y que muy probablemente provienen de una balada popular que  muestra enormes analogías con las versiones castellanas y sefardíes de nuestro romance.

El motivo de la guirnalda de rosas (en la versión española del XVI) o el ramo de flores (la matica de ruda sefardí) es habitual para referirse a una prenda, señal o recompensa por el trato sexual habido entre una muchacha y algún hombre. Recordemos la escena  shakespeariana en la que Ofelia cae al río desde el árbol que quería enguirnaldar,  y a la que la corriente arrastra envuelta en flores mientras musita viejas tonadas. Son frecuentes los episodios de la literatura caballeresca, galante o erótica, en que la dama recompensa al caballero con coronas floridas, estableciéndose sutiles juegos verbales a propósito de tales dones. Con el mismo tema hay que recordar conocidos versos de Luis de Milán, Gutierre de Cetina o Tirso de Molina. Cargados con un intenso simbolismo erótico-místico cabe igualmente reseñar los versos de la Canción 21 del Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz; o el episodio de La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca, en que se identifica la corona de flores con el premio al varón por los favores sexuales de la doncella


* Consultar en Recursos el artículo sobre el tema de José Manuel Pedrosa

LA MATRONA DE ÉFESO Y OTRAS VIUDAS CONSOLABLES

La historia de La matrona de Éfeso, la viuda  inconsolable que acaba dejándose seducir por un desconocido, es uno de los cuentos más difundidos en la tradición literaria europea desde el siglo I. En la tradición grecolatina encontramos versiones en Esopo y Fedro ("Viuva et miles"), de donde lo toma Petronio para su Satiricón (60 d.C.), en el episodio de la “Cena de Trimalción”, y a partir del cual  la  fábula se difunde a toda Europa. Los cuentos sobre viudas infieles son también muy abundantes en China, y Espinosa cita concretamente como fuente la leyenda de Chuang Song (s.IV), que incluye dos viudas, una auténtica y una supuesta.
En la tradición medieval encontramos la historia de "La matrona de Éfeso" en la obra del clérigo inglés Juan de Salisbury, Policraticus, y en un Novellino italiano del siglo XII. Paradigma de la lujuria y la falsedad de las mujeres, pasó enseguida a los ejemplarios medievales, como la famosa Historia Septem Sapientum Romae (s. XIII) y los exempla de Jacques de Vitry y de Etienne de Bourbon. Y en el siglo XIV es el tema de un exemplum de la Scala Caeli del dominico francés Jean de Gobi, de donde la toma en nuestro país la Novella de Diego Cañizares (s.XV), en la que aparece una nueva versión que se aparta de la clásica.
Junto a las nuevas versiones que se van elaborando, la fábula latina se recoge en las colecciones fabulísticas europeas, en textos literarios y en tratados didácticos hasta el siglo XVIII. Así, aparece documentada en el Fabulario Portugués del s. XV con el título de “A viúva e o alcaide”, y en versos endecasílabos la recoge el Romancero general de Miguel de Madrigal (1605) como “Carta contra los vicios de las mujeres”


Como muestra del carácter femenino -pecaminoso y desleal-, la historia es utilizada frecuentemente desde los púlpitos y  reelaborada después en la tradición oral con motivos más acordes a las costumbres de las comunidades rurales. La versión oral más conocida en la Península Ibérica sobre el tema es  “La falsa esposa”, que cuenta la historia de un labrador que -para probar la fidelidad de su mujer-acuerda con su criado fingirse muerto y comprueba finalmente cómo la llorosa viuda acaba cediendo a las muestras de cariño de aquél. El cuento aparece en 1589 en el tratado de moralidad Diálogos familiares de la agricultura cristiana, de Juan de Pineda, con el título “Muérete y verás”. Es también recogido por Teófilo Braga en el Algarve (s XIX) con el nombre de “Alería da viúva”, y por Aurelio Espinosa (1946) en la provincia de Ávila. En la recopilación de literatura popular vasca publicada en 1935 por R. M-Azkue, aparece la historia  con el título de “Biziak ezagutzeko” (Para conocer a los vivos, morir). Ya en el año 2000 la investigadora Camino Noia Campos recoge una versión gallega del cuento de la viuda,“Os homes e a mula”, que se suma a otras producciones orales recopiladas y a una literaria escrita por Rosalía de Castro en 1864 con el título de “Conto gallego".


* Consultar en Recursos el artículo sobre el tema de Camino Noia Campos

martes, 3 de mayo de 2011

EL LIBRO DEL MES

Domínguez, José María (2011). Los cuentos de Ahigal: cuentos populares de la Alta Extremadura. Guadalajara: Palabras del Candil



José María Domínguez recoge en este libro más de doscientos cincuenta cuentos populares de la Alta Extremadura, fruto de una labor investigadora realizada a lo largo de más de treinta años.
Se trata de una colección excepcional que aúna la riqueza dialectal a la calidad literaria. La complejidad, variedad y extensión de los cuentos que agrupa dan muestra de la extraordinaria vitalidad que este género tradicional de transmisión oral conserva en tierras extremeñas.
En este sentido, el investigador y folklorista Ángel Hernández Fernández  señala que el autor ha desarrollado en esta obra “un trabajo formidable y valiosísimo, un conjunto extraordinario de cuentos que abarca prácticamente todas las modalidades, tonos, tipos y clases de este género de la literatura folclórica”
Ha sido publicado por Palabras del Candil,  editorial  especializada en cuentos tradicionales y de narradores orales, en su colección Tierra Oral.

Sobre el autor:

José María Domínguez (1950) es Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Salamanca. Es autor de diferentes libros de antropología y folklore, como Fiestas populares en la provincia de Cáceres (1997) o Cultos a la fertilidad en Extremadura (1987); ha participado en obras de conjunto como Los carnavales en Extremadura, entre la fiesta y el espectáculo (Ed. Caja de Ahorros de Extremadura); Antropología y Cultura en Extremadura (Ed. Asamblea de Extremadura); Gran Enciclopedia Extremeña, (Ediciones Extremeñas); Pueblos y paisajes para andar y ver (Diario Hoy de Extremadura), etc. 
Ha sido miembro del Consejo Asesor de Antropología y Folklore de la Asamblea de Extremadura, del Consejo de Redacción de Saber Popular (Revista Extremeña de Folklore) y del Comité Científico de las Primeras Jornadas de Cultura Popular Extremeña. Sus investigaciones en el campo de la cultura tradicional se encuentran en muy diversas publicaciones, entre otras: Revista de Folklore, Revista Alminar, Revista de Estudios Extremeños, Salamanca, Narria, L’Aceña, Ahigal, Frontera o Alcántara.

lunes, 2 de mayo de 2011

PLIEGOS DE CORDEL

La literatura de cordel –así llamada por las cuerdas de las que pendían las coplas o pliegos para ser ofrecidos al público–  es un ejemplo de “literatura fugaz”, con tal poder de difusión que sobrevivió, desde nuestros Siglos de Oro hasta la era de la televisión, manteniendo y renovando un repertorio extensísimo del corpus popular y tradicional.
Impresos en diversos formatos, aunque el más frecuente era el cuarto, se trataba de cuadernillos de pocas hojas y bajo precio, que eran distribuidos en calles y plazas por ciegos cantores, vendedores callejeros y buhoneros. Además de aquellos que recogen material que proviene directamente de la tradición oral, encontramos pliegos que incluyen oraciones, relaciones de sucesos, historias heroicas de bandidos o de santos, sermones, sátiras sociales, historias caballerescas de distintos ciclos, piezas breves teatrales, relaciones de comedias, etc. Se trata de un tipo de literatura popular en relación directa con los fenómenos de la oralidad,  que abarca desde la lírica tradicional, la poesía de circunstancia, las prosificaciones de las novelas de caballería y los romances, hasta los resúmenes de los más conocidos dramas románticos del XIX.
Se solía ilustrar la primera página con un grabado sobre cobre o una xilografía que ocupaba la mitad superior de la plana y que, con diseños toscos en muchos casos, contenía alguna figura alusiva al caso relatado, y animaba a escuchar y comprar el relato.
Fenómeno comercial y fuente de la investigación histórica y  sociológica, los pliegos de cordel han servido como vehículo de transmisión de textos considerados “infraliteratura” tanto como de piezas literarias de reconocido prestigio, y han contribuido al esparcimiento de un público numeroso y heterogéneo que mantuvo en pie su mercado hasta tiempos recientes.
El ciego de los romances. José Gutiérrez Solana

Para leer algunos pliegos de cordel, pincha en los enlaces abajo relacionados. Proceden de la magnífica colección que posee la Fundación Joaquín Díaz, en Urueña (Valladolid).


domingo, 24 de abril de 2011

BARBA AZUL

El motivo de la curiosidad femenina castigada nos remite –entre otras muchas historias- a la mítica manzana de Eva y a la llave mágica del cuento tradicional Barba Azul. En 1697 Perrault publica sus Histoires ou Contes du temps passé. Avec des Moralités, en el que incluye La barbe bleue. Esta versión relata la historia de la joven esposa del rico Barba Azul, que desobedece la orden de éste y entra en un gabinete prohibido donde encuentra los cadáveres de las esposas que la precedieron. La prueba de su desobediencia es la llave utilizada para abrir el aposento vedado, que queda teñida de una sangre indeleble. Finalmente, la joven consigue escapar de la muerte al ser liberada por sus dos hermanos –un caballero dragón y un  mosquetero-, que matan a Barba Azul y convierten a la joven viuda en rica heredera.
El motivo de un objeto mágico que denuncia la transgresión cometida aparece igualmente en "La aventura de Lyonell y Blanchette", del Perceforest, o en el cuento Marienkind, recogido por los hermanos Grimm. Otros aspectos de la narración ofrecen analogías con los mitos de Pandora y Psique, o con la historia de Elena, prisionera de Teseo y libertada por sus hermanos, los Dióscuros. Se ha señalado también la relación con la leyenda bretona de Santa Trophime, asesinada por su marido, el cruel rey Komor, y resucitada por San Gildas.
Igualmente, se ha querido buscar un origen histórico al personaje de Barba Azul en la figura del noble bretón Gilles de Rais, mariscal de Francia y fiel seguidor de Juana de Arco. Trastornado por el fin en la hoguera de la doncella de Orleáns, se retira a su castillo de Tiffauges para entregarse a una orgía de atroces crímenes y magia negra. Finalmente, es ejecutado en Nantes, el 26 de octubre de 1440. Para salvaguardar el ilustre apellido familiar se sustituyó su nombre por el de un partidario inglés, Blue Bard o Blue Beard, y así será conocido en la comarca el siniestro señor de Tiffauges. Parece claro que la tradición popular identificó el personaje histórico con el de un cuento oral, muy anterior al nacimiento de Gilles de Rais, y una de cuyas versiones reescribió y publicó Perrault.
En nuestro ámbito hispánico se han señalado conexiones con el cuento de terror La mano negra

Barba Azul ha conocido múltiples análisis y adaptaciones. Así, la "contadora" y terapeuta junguiana C. Pinkola Estés, en su famoso estudio Las mujeres que corren con los lobos (1998), interpreta a la heroína del cuento como la víctima de un “depredador natural”, y relata la versión que oyó de labios de su tía, una húngara de Csíbrak, que comparte elementos con la variante francesa y añade otros de tradición eslava. En nuestro entorno es conocido también el estudio de Carolina Fernández, Las nuevas hijas de Eva: Re/escrituras feministas del cuento de “Barbazul”, publicado por la Universidad de Málaga en 1997. En el ámbito literario encontramos numerosas reescrituras, desde el cuento de Anatole France Les sept femmes de la Barbe-Bleue (1909) al gótico The bloody chamber (la cámara sangrienta), publicado por Angela Carter en 1992. En teatro hay que destacar el drama fabulado de Maurice Maeterlinck, Ariane et Barbe-Bleue (1902), al que puso música Paul Dukas en 1907. En el género musical destacan  la ópera burlesca de Offenbach (1866) y la ópera de Bela Bartok, Le Château du prince Barbe-Bleue, de 1911. Finalmente, contamos con diversas versiones cinematográficas, como La octava mujer de  Barba Azul (1938), dirigida por Ernst Lubitsch, o el Barba Azul al que dio vida Richard Burton en el film realizado por Edward Dmytrik en 1972.

miércoles, 20 de abril de 2011

LA POÉTICA DE LA VIOLENCIA: EL NARCOCORRIDO

El corrido es el género de la lírica popular mexicana por excelencia, en el que música y literatura oral se combinan para la transmisión de historias de la cotidianidad de los pueblos, de sus héroes políticos y marginales.
Sus orígenes se emparentan con las coplas satíricas que al menos desde el siglo XVII se cantaban en las plazas públicas, y que son una derivación mestiza de romances y jácaras españolas.
Pero el esplendor del género se presenta en el periodo de la Revolución, cuando los corridistas informaban de los últimos acontecimientos mediante su poesía cantada o escrita en hojas volanderas. Levantamientos, traiciones, asesinatos y decepciones amorosas eran versificados y musicalizados en una suerte de periodismo oral destinado a una población mayoritariamente analfabeta.
Los expertos fechan el primer narcocorrido en 1931. Se trata de El Pablote, que relata las andanzas de Pablo González, un importante traficante de Chihuahua temido por sus enfrentamientos con policías y comerciantes. El narcocorrido hereda así significados musicales y narrativos del corrido revolucionario incorporando los temas de la droga, el contrabando y la violencia en la frontera. A partir de la década de los setenta, la llamada música grupera o de banda norteña cobra particular importancia en la escena nacional, impulsada por grupos ya míticos como "Los tigres del Norte". Así, de ser una música minoritaria, de cantina, este género popular alcanza un vertiginoso éxito comercial que se extiende hasta nuestros días. 
La figura del indomable pero bondadoso bandido tradicional se transforma en el héroe-narco, altanero y prepotente. Los líderes violentos que logran zafarse de la ley aparecen caracterizados con sus símbolos míticos: las armas (“el cuerno de chivo”) o los vehículos impresionantes. El narco es un macho valiente, generoso con sus amigos e implacable con los traidores, un héroe popular que ha logrado escapar de la pobreza  pero a costa de quedar atrapado en un mundo de muerte y violencia.
Los narcocorridos son la voz de la juventud mexicana, sea en los barrios latinos estadounidenses o en las calles de Sinaloa o Durango. Sus letras hablan de traiciones y ajustes de cuentas entre sicarios y distribuidores de marihuana y cocaína, y de espaldas mojadas crucificados a las puertas del opulento vecino del Norte. Cantan hasta a su santo protector, Jesús Malverde, un bandolero de principios del siglo XX que es adorado por narcos y campesinos. Quizás se deba a que se le puede pedir cualquier cosa, y no pide nada a cambio.

LAS PERSONAS-LIBRO

Como advertía Proust, el verdadero viaje se hace en la memoria. Quizás la cita sea ampliable a  los hechos fundamentales de nuestra vida y a la buena literatura. De la importancia de guardar en la memoria las palabras que sentimos como primordiales y de la necesidad de compartirlas, ofreciéndolas con nuestra voz más personal, nos habla el proyecto Fahrenheit 451, las personas-libro.
Fahrenheit 451 es el título de un libro de Ray Bradbury, llevado después al cine por Truffaut, en el que el escritor norteamericano describe una distopía donde los libros están prohibidos y son quemados por los bomberos a una temperatura de 451 grados Fahrenheit. Como forma de resistencia, algunos ciudadanos memorizan libros, convirtiéndose así en auténticas bibliotecas vivientes.
Basándose en esta historia, Antonio Rodríguez Menéndez decidió fundar el proyecto Fahrenheit 451, las personas-libro, cuyo objetivo es llevar todos los textos a todos los públicos partiendo de la atenta entrega de la mirada y la voz del narrador.
Las personas-libro memorizan fragmentos de narraciones, poemas, ensayos, canciones, aquellas palabras que forman parte consustancial de sus vidas, y se convierten en sus transmisores en un acto de entrega altruista. Intervienen en espacios públicos, hospitales, centros penitenciarios, bibliotecas, librerías, universidades, calles y plazas, en cualquier lugar donde haya personas dispuestas a escucharlas.

jueves, 14 de abril de 2011

BELLAS DURMIENTES

La Bella Durmiente es uno de los relatos maravillosos más conocidos y que más interés ha suscitado entre estudiosos y creadores a la hora de  proceder a su análisis y reescritura.
Algunos de sus elementos están ya presentes en los mitos clásicos grecolatinos. Así, el motivo de la doncella dormida y reavivada por la intervención de un agente masculino lo encontramos en el mito de Deméter y Core; y la rivalidad amorosa femenina se prefigura en la historia de  Latona y los celos de  Hera.
Se ha sugerido también la conexión con el cuento popular indio Surya Bai, recogido por Mary Frere y publicado por primera vez en 1868. Entre las fuentes  medievales europeas se señalan entre otras los anónimos del siglo XIV, "Historia de Troylus y la bella Zellandine", del libro III de Perceforest, o el cuento catalán Frayre de Joy e Sor de Plaser (Hermano de alegría, hermana de placer). En estas versiones, un sueño mágico impide que la doncella  se dé cuenta de que es violada por el príncipe y concebirá uno o varios hijos que despiertan a la madre extrayendo mediante succión de un dedo el objeto que ha causado el hechizo. Esta es también la versión de la historia Sol, Luna y Talía, publicada por G. Basile en su Pentamerone en 1634. La protagonista, en el cuento de Basile, acaba convertida en amante de su estuprador y debe sufrir la persecución de la esposa de este, que planea  que los hijos bastardos de ambos sean cocinados y la bella rival acabe quemada en la hoguera. El final piadoso trae la salvación y rescate a manos del príncipe, pero dista mucho de la edulcorada visión Disney que hoy manejamos.

  Henry Meynell Rheam - Sleeping Beauty


Las versiones tradicionales más conocidas en la actualidad proceden de Belle au Bois Dormant (La Bella Durmiente del Bosque) incluida por  Perrault en 1697 en Cuentos de Antaño, más dirigida a un público adulto; y la  púdica e infantil Dornröschen, publicada por primera vez por los folkloristas Grimm en Cuentos de niños y del hogar (1812), y que fue recibiendo  numerosas modificaciones a través de las diversas ediciones del cuento.
La potencia de la historia se ha transmitido en un entramado de manifestaciones de la tradición oral y escrita y ha multiplicado la pluralidad de interpretaciones: desde la crítica psicoanalítica o feminista a la reescritura literaria (de Henry James a Quim Monzó), pasando por las versiones porno o las traslaciones pictóricas (Gustave Doré, E. Burne-Jones) o musicales (el mágnifico ballet con música de Piotr I. Tchaikovsky).
Como analiza Antonio Rodríguez Almodóvar en sus Cuentos al amor de la lumbre, la mayor parte de los arquetipos de los cuentos centroeuropeos, fijados en las grandes colecciones ya clásicas, tienen su réplica en la literatura oral española: tenemos nuestras propias Cenicientas y Blancanieves, así como la curiosa historia de El principe durmiente en su lecho, versión masculina del cuento, con una activa protagonista femenina que salva de su secuestro a un príncipe encantado. 

Frances MacDonald . The Sleeping Princess

lunes, 11 de abril de 2011

UN PUÑADO DE CUENTOS

Una  mà de contes (Una mano de cuentos) es un magnífico programa educativo de la televisión pública catalana, que cuenta con una versión radiofónica y, desde el 2007, con una página web que ha acabado convirtiéndose en una auténtica antología del cuento tradicional, con versiones audiovisuales que destacan por su cuidada realización.
Los cuentos pueden escucharse al mismo tiempo que cobran vida ante nuestros ojos a través de las mágicas ilustraciones, además de poder desplegar su versión escrita en catalán, aranés e inglés (lástima que no contemos con una versión en español). Pueden elegirse cuentos de todo el mundo en función de los personajes, el origen geográfico, títulos, autores, ilustradores y técnicas utilizadas (dibujo, infografía, pintura, recortables, estampación, tela, performance, volumen y collage). Cuenta además con un taller de manualidades  que permite escribir, ilustrar y editar tus propios cuentos.
En colaboración con el Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC), se han realizado un conjunto de veinte vídeos con cuentos inspirados en otras tantas obras de los fondos del museo. Entre ellas están las pinturas de Sant Climent de Taüll, la pintura mural gótica de "El campamento de Jaime I durante la conquista de Mallorca", " La siesta del padre", de Ramón Martí Alsina, o el óleo de Ramón Casas "Ramón Casas y Pere Romeu en un tándem".



Cada uno de estos cuentos recrea una historia a partir de una pintura con la intención de invitar a niños y adultos al sano ejercicio de la fabulación, al mismo tiempo que se ofrece un recorrido imaginativo por nuestra Historia del Arte. 
La calidad de la web Una mà de contes  le ha valido este 2011 la obtención de la mención de honor, en la categoría de Educación para escolares y jóvenes, del BaKaFORUM, celebrado del 27 al 29 de enero en Basilea (Suiza). Se trata de una plataforma de cooperación e intercambio entre televisiones, productoras independientes y organizadores de eventos relacionados con la cultura, la sociedad y la enseñanza, interesados en el trabajo televisivo de calidad, la educación global y el desarrollo educativo.

sábado, 9 de abril de 2011

LA MUJER DOMADA

El tema de la mujer brava  cuyo orgullo y rebeldía acaban castigados y sometidos al poder masculino, tiene una  larga tradición rastreable en cuentos  tradicionales de todo el mundo.
En nuestra prosa medieval hay que destacar el enxiemplo XXV de El Conde Lucanor, "De lo que contesçió a un mançebo que casó con una muger muy fuerte et muy brava”, para el que se han señalado fuentes persas. Shakespeare trató el tema en The Taming of the Shrew (La fierecilla domada), seguramente a partir de su conocimiento de diferentes baladas medievales.
Y lo encontramos en numerosos cuentos tradicionales recopilados y reelaborados en el siglo XIX, como King Thrushbeard (El rey pico de tordo), de los hermanos Grimm, The Swineherd (El porquerizo), de H.C. Andersen, o el irlandés The Haughty Princess (La princesa orgullosa), de Patrick Kennedy. 

Ilustración para El Rey Cuervo. Molino, 1938

A continuación podéis leer ejemplos del tema “la mujer domada” en cuentos populares de la tradición oral española. Aparecen compilados en el libro de Aurelio M. Espinosa (hijo) Cuentos populares de Castilla y Leon (Tomo II), publicado en 1988 por el CSIC.


- El Rey Cuervo

lunes, 4 de abril de 2011

EL ARTE DE CONTAR

La coordinadora de la Red Internacional de Cuentacuentos, Beatriz Montero, publicó en  2010  Los secretos del cuentacuentos, (Editorial CCS), una guía excepcional que muestra las claves para aprender a encantar a oyentes de todas las edades. 
Dirigido a narradores, educadores, bibliotecarios, padres y amantes de los cuentos en general, sus páginas nos desvelan las técnicas e instrumentos del buen narrador, aconsejan sobre la elección de un repertorio adecuado y proporcionan una amplia gama de recursos prácticos, ejercicios creativos y consejos para hechizar con el arte milenario de contar historias.


Beatriz Montero es cuentacuentos, filóloga y escritora. Desde hace diez años imparte cursos de narración oral en la Universidad Popular Rivas-Vaciamadrid, la escuela teatro Ensayo 100, el Taller Fuentetaja, la Escuela de Escritores , el Taller de Escritura de Madrid, y en diversos Centros de Profesores y Bibliotecas Públicas. Formó parte de la Compañía de la Imaginación, y creó el grupo Trapisondos cuentacuentos. Ha participado en festivales internacionales de narración oral  en España, México, Argentina, Brasil y Costa Rica, así como en centenares de teatros, bibliotecas, colegios y centros culturales. Tiene publicadas dos novelas infantiles: Tengo tres mamás y Hay un monstruo en el colegio (Ediciones La Librería), además de relatos breves en varias antologías. Desde 2009 coordina la Red Internacional de Cuentacuentos (International Storytelling Network), una asociación que agrupa a más de 700 narradores orales profesionales de 41 países en los cinco continentes. 

EL LIBRO DEL MES

Benítez Sánchez, J. (2000). Cancionero y Romancero Popular: Málaga y provincia. Málaga: Ed. Aljaima

Destacamos aquí esta recopilación de la tradición oral malagueña realizada por uno de los folcloristas más importantes de la provincia, el profesor Juan Benítez Sánchez. El libro, que recoge romances, cantares, canciones infantiles, etc., supone además una magnífica ejemplificación de su quehacer pedagógico pues convierte a sus alumnos en protagonistas en la tarea de recolectar los tesoros de nuestro patrimonio oral 


Cuevas de San Marcos


Sobre el autor:
Nace en Cuevas de San Marcos en 1944. En la Universidad de Granada obtiene la Licenciatura en Filología Románica y es Catedrático de Lengua Castellana y Literatura en el I.E.S. “Pintor José María Fernández” de Antequera. 
Fue miembro del Consejo Asesor de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía y ha participado como ponente en numerosos cursos y eventos relacionados con las más diversas tradiciones populares malagueñas. Lleva varios años colaborando con el Centro Andaluz de las Letras dentro de su programa de Taller de Lectura
Entre sus otras publicaciones cabe destacar El Cancionero y Romancero de Belda (Cuevas de San Marcos), publicado en 1999 por la Diputación de Málaga, fruto de más de veinte años dedicados a la investigación, búsqueda, recopilación y análisis de numerosas muestras de literatura de tradición oral.
Es desde hace muchos años colaborador habitual del periódico El Sol de Antequera con artículos sobre Literatura popular de Antequera y su comarca.
Es miembro de la Junta Rectora del Patronato Municipal de Cultura de Antequera y miembro de número de la Academia Gastronómica de Málaga.